El 13 de febrero de 1812, Manuel Belgrano propuso al Gobierno la creación de una “Escarapela nacional”, en vista de que los cuerpos del Ejército usaban distintivos diversos. El 18 de febrero de 1812, el triunvirato aprobó el uso de la Escarapela blanca y celeste, decretando: “Sea la Escarapela nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, de color blanco y azul celeste…”
Entusiasmado con la aprobación de la escarapela, diseñó una bandera con los mismos colores. A las seis y media de la tarde del 27 de febrero de 1812, fue enarbolada por primera vez la Bandera celeste y blanca, en presencia del vecindario enfervorizado.
En la explanada lindera a la batería “Libertad”, que se construía sobre la barranca.
Llegado el momento –según relato de Mitre- , Belgrano, acompañado de sus oficiales y autoridades de la capilla dio la orden memorable.
“A su frente se extendían las islas Floridas del Paraná que limitaban el horizonte: a sus pies se deslizaban las corrientes del inmenso río, sobre cuya superficie se reflejaban las nubes blancas en fondo azul de un cielo de verano, y el sol que se inclinaba al ocaso iluminaba con sus rallos aquel paisaje lleno de grandiosa majestad”.
En aquel momento la bandera celeste y blanca fue izada por primera vez Cosme Maciel, vecino de Rosario, a quien Belgrano concediera tan grande honor.
Belgrano, que recorría la línea a caballo mandó a formar cuadro y, levantando la espada dirigió a sus tropas estas palabras: “¡soldados de la patria! En este punto hemos tenido la gloria de vestir la escarapela nacional que ha designado nuestro excelentísimo gobierno en aquel la batería de la “ Independencia”, nuestras armas aumentarán las suyas; juremos vencer a nuestros enemigos interiores y exteriores, y la América del Sur será el templo de la Independencia y la libertad. En fe de que así lo juráis, decid conmigo “viva la patria”!
Los soldados contestaron con un prolongado: “¡Viva!”
Esta bandera sería la que llevarían todos los ejércitos de la revolución y la que nos identifica hoy como nación. Unos colores que también inspiraron a otras naciones de América, que los adoptaron en sus propias banderas.
Nuestra bandera representa a los argentinos en todo el mundo, nuestra enseña patria es símbolo de los habitantes pasados, presentes y futuros de nuestra amada nación.
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